y ayer fue una de esas jornadas de acuarela que disfruté de una forma particular.
Os cuento que la acuarela iba, como observareis, de unas flores de hortensia,
y como es de esperar, cada uno de nosotros enfocó el tema dentro de
su estilo, su visión y su forma de actuar con los pigmentos y el agua.
La cuestión fue que, yo particularmente, ayer aprendí muchas cosas, entre ellas,
que una acuarela siempre puede cambiar su rumbo en el momento que,
o bien la unión del agua y los colores así lo decidan, o lo decida el artista; y
aprendí y disfruté de nuevo de la valentía y el enfoque con los colores de Fortunato,
que, en complicidad con la autoridad que ejerce siempre el agua,
crea una alianza de complicidad para conseguir resultados fantásticos.
Mi versión de este tema fue uno determinado (no hice foto, qué lástima!) pero
Fortu, con una visión didáctica acertadísima, tomó las riendas de los pinceles,
siempre con el apoyo del autor inicial, en este caso yo (jeje),
que para eso estamos aprendiendo y experimentando,
y con su característica determinación,
de nuevo se inició el enfoque del tema, el cual cambió por completo del inicial.
Y con la base que yo aporté, y la experiencia de Fortu,
este fue el resultado compartido de colores y sensaciones:
(la acuarela real es más luminosa, pues los colores han salido en el escaneo más oscuros)
Desde mi punto de vista, en arte es absurdo decir que algo es "mejor o peor" que otra cosa,
pero en este caso lo que resultó fue ser absolutamente diferente, y para mi encantador,
por las formas y por el conjunto en general.
para continuar por el camino de colores y fuerza que va recorriendo,
y desearle todos los éxitos posibles, y al mismo tiempo
transmitirle mis ganas de volver a disfrutar del taller de acuarela
y seguir aprendiendo la próxima temporada.
¡Nos vemos, Fortu! :)
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