La visita de Angel
Esta semana vino a verme Angel a que le ayudara con una gestión de mi trabajo.
Sin conocernos hasta entonces, desde el principio,
y basándome en la más pura inicial impresión que me dió,
me pareció una persona apagada y sin brillo.
Yo que siempre tengo la manía de ponerle colores a las personas,
os diría que emanaba un auténtico gris a los demás...
Conforme le explicaba, él me miraba con intensidad, pero yo presentía que no iba bien la cosa...
De repente, se puso a llorar el pobre hombre como un chiquillo,
y me explicó sin pedírselo que, tras una dolorosa pérdida sufrida,
él sentía "que su cabeza ya no era la misma, que todo le costaba más comprenderlo".
La pena lo estaba anulando al pobre hombre...
- "Hace cinco años, pero es como si hubiera sido ayer", me decía.
Al llegar a casa sentí la necesidad de plasmar en un dibujo
el sentimiento que me inundó al estar con él,
así como esa sensación de que el trato con las personas siempre
te ofrece mucho, tanto positivo como negativo,
pero si lo ponemos en la balanza, siempre lo positivo es dominante,
aún con dolor de por medio.
Tanta gente con sus problemas, con sus angustias, con sus ilusiones...
Ojalá hubiera podido ayudarle a poner una tirita de ánimo un poco mayor en ese corazón roto...
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